Opinión de: Scott Buchanan, director de operaciones de Bitcoin Depot
Cuando las personas entran en una oficina de correos o un juzgado, esperan realizar asuntos importantes. Estos edificios representan integridad y confianza.
Cuando una propuesta sugiere que los cajeros automáticos de Bitcoin pertenecen a esos mismos espacios, vale la pena prestar atención.
En mayo de 2025, el congresista Lance Gooden presentó una carta en la que instruía a la Administración de Servicios Generales a evaluar la colocación de cajeros automáticos de Bitcoin en edificios federales. Las criptomonedas han estado confinadas a una narrativa de especulación y riesgo durante años. Pero los legisladores están empezando a reconocer lo que quizás ya saben: los activos digitales no van a desaparecer, e ignorarlos no los hace más seguros.
La conversación ha ido más allá de si las criptomonedas pertenecen al sistema. Ahora, la pregunta es dónde y cómo deberían hacerse accesibles, y qué tipo de supervisión regirá su uso.
Este cambio se come by en medio de un impulso federal más amplio. El grupo de trabajo sobre criptomonedas de la Casa Blanca del presidente de EE. UU. Donald Trump recientemente publicó nuevas recomendaciones instando a los reguladores a permitir el buying and selling de activos digitales a nivel federal y a eliminar los retrasos que obstaculizan la innovación orientada al consumidor.
Un cambio de tono La aprobación de la Comisión de Valores de los fondos cotizados en bolsa (ETF) de Bitcoin (BTC) al contado el año pasado fue un punto de inflexión. Múltiples proyectos de ley bipartidistas sobre criptomonedas están ganando impulso en el Congreso. El tono ha cambiado, y lo que antes provocaba indiferencia ahora forma parte de conversaciones legislativas serias. La propuesta de Gooden aborda la cuestión más práctica del acceso.
Si bien la cobertura mediática a menudo se centra en las instituciones y el mercado, la barrera real para muchos estadounidenses es mucho más básica. Según la Corporación Federal de Seguros de Depósitos, aproximadamente 5,6 millones de hogares estadounidenses no están “bancarizados”, lo que significa que carecen de acceso básico a cuentas bancarias e infraestructura tradicionales. La creciente economía digital a menudo está fuera del alcance de este grupo, que tiende a depender en gran medida del efectivo.
Cajeros automáticos de Bitcoin como infraestructura pública Los cajeros automáticos de Bitcoin ya atienden a muchas personas a las que las finanzas tradicionales pasan por alto. Estas máquinas no requieren una cuenta bancaria ni familiaridad con las plataformas de buying and selling. Cuando se colocan en entornos familiares y regulados, ofrecen una forma tangible y comprensible de interactuar con los activos digitales. La colocación de cajeros automáticos de Bitcoin en edificios gestionados por el gobierno marcaría un claro paso hacia una mayor legitimidad. La infraestructura importa porque moldea lo que la gente considera customary. Cuando una nueva tecnología aparece en un juzgado o una oficina de una agencia pública, le dice al público que esto no es solo para especuladores o iniciados, es para ellos.
Los críticos quieren claridad Algunos críticos argumentan que los edificios gubernamentales no deberían asociarse con las criptomonedas hasta que se resuelva cada cuestión regulatoria. Este punto de vista crea una falsa elección entre acceso y supervisión. Los dos deben desarrollarse en tándem.
La introducción de cajeros automáticos de Bitcoin en el espacio federal podría mejorar el cumplimiento y la transparencia al facilitar la supervisión de las transacciones. Hoy en día, Estados Unidos tiene más de 30.000 cajeros automáticos de Bitcoin activos. La mayoría están en tiendas de conveniencia, gasolineras u otros espacios de propiedad privada. Llevar incluso una fracción de estos a espacios federales marcaría un nuevo capítulo para la industria, donde el mercado privado ya no es solo el mercado privado el que impulsa la adopción.
La adopción de criptomonedas necesita confianza Los sistemas financieros evolucionan por fases. Primero viene la invención, luego la experimentación, luego la infraestructura. Actualmente, las criptomonedas se encuentran entre las fases dos y tres. Ha sido probada exhaustivamente, desafiada exhaustivamente y ampliamente adoptada. Lo que necesita a continuación es presencia en lugares donde la gente ya confía. Un sistema financiero descentralizado como Bitcoin se ve obstaculizado cuando se limita solo a aquellos con conocimiento y acceso.
Debemos garantizar el acceso y la integridad para crear una herramienta financiera para las personas. Es posible que esta propuesta ni siquiera se apruebe en su forma staunch, pero su significado es claro: el gobierno que está dispuesto a albergar herramientas de activos digitales es un gobierno que acepta que están aquí para quedarse. Esa aceptación importa.
El principio es el mismo ya sea que alguien esté solicitando un pasaporte o comprando Bitcoin. Las personas merecen acceso a las herramientas y servicios que moldean su futuro financiero, y merecen ese acceso en espacios que reflejan legitimidad, rendición de cuentas y estabilidad. El acceso a los activos digitales pertenece al mundo real, junto con los servicios en los que la gente ya confía y de los que depende.
Opinión de: Scott Buchanan, director de operaciones de Bitcoin Depot.
Este artículo tiene fines de información customary y no pretende ser ni debe tomarse como asesoramiento ethical o de inversión. Las opiniones, pensamientos e recommendations expresadas aquí son únicamente las del autor y no reflejan ni representan necesariamente las opiniones e recommendations de Cointelegraph.