Hechos clave:
Si algo parece “demasiado grande para caer”, de todos modos puede caer.
Mt. Gox llegó a controlar el 70% de todas las transacciones de bitcoin.
El 24 de febrero de 2014, la industria en torno a bitcoin (BTC) fue testigo de uno de sus eventos más catastróficos hasta ese momento: el cierre definitivo de Mt. Gox, que era el alternate más grande del mundo. Este hecho inauguró uno de los primeros «criptoinviernos».
Fue en 2010 cuando Jed McCaleb lanzó a Mt. Gox como alternate de bitcoin y posteriormente fue vendido a Mark Karpelès, Mt. Gox se convirtió rápidamente en la plataforma de intercambio de BTC más prominente a nivel world. Manejando en su apogeo el 70% de todas las transacciones de BTC, la plataforma era el corazón palpitante del entonces naciente ecosistema.
Sin embargo, detrás del éxito viewed, Mt. Gox ocultaba problemas fundamentales de gestión y seguridad. El primer indicio de problemas surgió en 2011, con un hackeo que provocó una caída masiva en el precio del BTC. Pero fue en febrero de 2014 cuando la situación se volvió insostenible. Mt. Gox anunció la suspensión de retiros, citando vulnerabilidades técnicas.
El 24 de febrero la internet simplemente desapareció, ya no se encontraba en línea. Días después, el 28 de febrero, el alternate se declaraba en bancarrota, revelando la pérdida de 850.000 BTC debido a años de robos digitales no detectados.
Desde entonces, los acreedores de Mt. Gox han estado reclamando la devolución de su dinero. Y recién a finales de 2023 comenzaron a realizarse algunos pagos .
Reflexiones a una década del desastre
CriptoNoticias ha publicado extensas reseñas de lo ocurrido con Mt. Gox. Hoy, a 10 años de la caída del alternate, no llenaremos al lector de datos enciclopédicos, sino que extraeremos algunas enseñanzas que nos deja la historia.
La caída de Mt. Gox sirve como un recordatorio crudo de varios principios fundamentales en el mundo de Bitcoin. Primero, la importancia de la seguridad digital. Mt. Gox fue víctima de su éxito sin tener las medidas de seguridad necesarias para proteger los activos de sus usuarios, un error que no puede ser subestimado.
Segundo, la debacle de Mt. Gox resalta el riesgo de centralización excesiva en el manejo de criptoactivos. Al concentrar una gran porción del mercado de BTC en una sola plataforma, el impacto de su caída fue magnificado, afectando a miles de usuarios y sacudiendo la confianza en el ecosistema.
En tercer lugar (y una lección que muchos parecen todavía no comprender) está la necesidad de la custodia personal de bitcoin (o cualquier criptomoneda). «No son tus claves, no son tus monedas», un mantra que se ha vuelto classic, destaca la importancia de mantener el control personal sobre los activos digitales y no confiar ciegamente en terceros para su custodia.
En cuarto y último lugar, debe recordarse que aunque algo sea «demasiado grande para caer», de todos modos, puede caer. Mt. Gox demostró que ningún actor en este espacio es inmune a las consecuencias de la negligencia. Por si la lección no hubiera sido suficiente, la historia nos dio otra lección en 2022, con FTX.
Que este aniversario sirva para reflexionar, aprender de los errores pasados y efectuar los cambios que sean necesarios para no repetirlos.