El volátil mundo de las criptomonedas se prepara para una nueva e importante sacudida esta semana con la mutación de uno de sus principales valores, Ethereum, que cambia su forma de operar para reducir su voraz consumo de energía.
Creada en 2015, Ethereum es la segunda “cadena de bloques” (“blockhain) más importante en el mundo, después de Bitcoin. Su capitalización equivale aproximadamente al 20% del mercado, lejos detrás de la fundamental moneda, Bitcoin (40%).
Pero es sobre todo su masiva utilización en el mundo del arte digital (cerca del 90% de las transacciones), la que provoca la atención expectante de artistas, expertos y coleccionistas.
Ethereum funciona a partir del “minado”, un método de inscripción y validación de las operaciones informáticas que employ mucha energía.
Si por ejemplo un artista digital think vender una obra en una plataforma que utiliza Ethereum como criptomoneda, lo primero que tiene que hacer es crear un NFT, un tóken no fungible, en esa cadena de bloques.
Ese NFT es lo que le permitirá vender la obra, y luego percibir una comisión (normalmente de entre 5% y 10%) cada vez que esa obra cambie de manos.
Ethereum es una cadena de bloques autónoma y descentralizada, un poco como Web. Miles de ordenadores en todo el mundo trabajan ininterrumpidamente para “minar” esas operaciones en la “cadena de bloques” creando y añadiendo sin cesar nuevos registros (“ledgers”).
Cada operación es inscrita en la cadena, que es totalmente abierta y, aseguran los defensores de la criptotecnología, totalmente segura e indestructible.
– Mas energía que Nueva Zelanda-
El inconveniente es que ese “minado” de la cadena Ethereum gasta cada año más energía que Nueva Zelanda.
Con el cambio previsto esta semana, entre los días 13 y 15 de septiembre, Ethereum pasará del sistema “proof of work” (“prueba de trabajo”), que certifica que la inscripción ha sido “minada”, a la “prueba de participación” (“proof of stake”), en la que básicamente se recompensa a los que participan financieramente en la cadena de bloques.
Este cambio eliminaría de golpe el uso de miles de ordenadores y podría hacer bajar el consumo de energía de Ethereum en un “99%”, asegura a la AFP Lennart Ante, del Blockchain Analysis Lab.
La operación, conocida como “The Merge” (“La fusión”), debería durar unos doce minutos, según los expertos, que calculan que se desarrollará entre el 13 y el 15 de septiembre.
– Una “masa crítica” –
Al ser una cadena totalmente descentralizada, se requiere una “masa crítica” de participantes que voluntariamente estén dispuestos a abandonar la “minería”, muy lucrativa para los que tienen más recursos informáticos, a un sistema más democrático y participativo, y por definición, más ecológico.
En juego no está solamente está la credibilidad del mundo de las criptomonedas, sino también una enorme cantidad de dinero.
Ethereum es una criptomoneda más en un mercado que mueve miles de millones de dólares al año.
Actualmente Ethereum se cotiza en torno a 1.700 dólares la unidad. Y en torno al 59% de los préstamos en criptomonedas se realizan con esa plataforma.
Si la mutación tiene éxito, “eso podría dar confianza a las instituciones financieras tradicionales para desarrollar servicios basados en ethereum”, explicó una reciente nota de análisis del banco ING.
Pero en el camino subsisten dudas.
Grupos de “mineros” ya han anunciado que están dispuestos a crear una “horquilla” que en el momento decisivo mantenga la antigua “cadena de bloques” en funcionamiento.
La mayor plataforma de compraventa de NFT, OpenSea, advirtió mediante un tuit hace diez días que solo reconocerá los tókens “registrados en la nueva cadena de ‘prueba de participación’”.
Algunos coleccionistas de NFT se muestran tranquilos. “No me preocupa en absoluto. Lo único que he hecho es transferir mis NFT a una sola cuenta” por precaución, explicó a la AFP Albertine Meunier, coleccionista y artista digital.
Jub-jz/zm